Conocí a Adriana en 2014 en uno de los peores momentos de mi vida y desde la primera sesión sentí calidez, respeto, humor y cariño. Una de las cosas más importantes que aprendí es que afrontar las cosas es infinitamente mejor que no hacerlo, aunque de mucho miedo. Me acuerdo de ella siempre con mucho cariño y me pone muy contento haberla conocido